La apuesta de $150 mil millones que Estados Unidos está haciendo en Latinoamérica (y casi nadie lo nota)
Mientras gobiernos se alejan del dólar, 57 millones de latinoamericanos están votando masivamente a favor. Solo que de una forma que no aparece en las estadísticas tradicionales.
Este artículo fue publicado originalmente el 03 de diciembre de 2025 en Semana Económica.
Por primera vez en 30 años, los bancos centrales extranjeros están comprando más oro que Bonos del Tesoro de Estados Unidos.
Mientras tanto, un nuevo jugador entró silenciosamente al top 20 de tenedores de deuda estadounidense.
No es China. No es Japón. No es un país.
Son las stablecoins: dólares digitales respaldados por más de $150 mil millones en bonos del Tesoro.
Pensemos en lo que esto significa. Gobiernos diversificando LEJOS del dólar. Individuos moviéndose HACIA el dólar. ¿La diferencia? Los individuos están eligiendo el dólar digital, no el tradicional. Y lo están haciendo en masa.
Latinoamérica es el epicentro de esta transformación silenciosa.
57 millones de personas en la región usan stablecoins regularmente. Procesaron $1.5 billones en tres años. Y aquí está el detalle que cambia todo: el 99% de todas las stablecoins globales están denominadas en dólares estadounidenses.
Mientras instituciones debaten sobre la “desdolarización”, millones de latinoamericanos están dolarizándose voluntariamente.
Esa mujer en Bolivia que mencioné en mi columna anterior, que recibe remesas en su celular sin pisar un banco, no solo está resolviendo un problema personal. Sin saberlo, se ha convertido en una pieza clave de la infraestructura financiera de Estados Unidos.
Y ya no es solo ella. A mediados de 2025, viajeros en el aeropuerto Viru Viru de Santa Cruz se encontraron con algo inédito: etiquetas de precios en los duty free referenciadas directamente en USDT (Tether). No porque sean fanáticos de cripto, sino porque ante la escasez de divisas, el comercio necesita una unidad de cuenta estable. El dólar digital ya no es solo para “techies”; es para quien necesita comprar un perfume antes de subir al avión.
Lucas Posada, CEO de Takenos, lo resume perfectamente: “En Bolivia, la gente quiere ahorrar en dólares, pero acceder a dólares físicos es complicado. Las stablecoins resolvieron eso sin necesitar al sistema bancario tradicional.”
No es anti-sistema. Es paralelo al sistema. Y está creciendo 63% año tras año.
Pero hay algo más profundo aquí. Esta no es solo una historia fintech. Es una historia geopolítica que se está escribiendo en tiempo real.
Estados Unidos enfrenta un desafío: su deuda nacional crece y la demanda tradicional de gobiernos extranjeros disminuye. ¿Cómo mantiene el dólar su dominancia global? Entran las stablecoins.
Citibank proyecta que la capitalización de mercado de stablecoins alcanzará $3 billones para 2030 (casi un aumento de 10× desde hoy). Eso haría a las stablecoins uno de los tenedores más grandes de Bonos del Tesoro de EE.UU. globalmente.
En un momento donde los gobiernos extranjeros están diversificando sus reservas, las stablecoins están creando una nueva demanda masiva: individuos y negocios que quieren exposición al dólar sin las barreras bancarias tradicionales.
Para Latinoamérica, esto crea oportunidad: acceso a la moneda de reserva del mundo sin necesitar cuentas bancarias estadounidenses. Para Estados Unidos, crea un salvavidas para la dominancia del dólar en un momento geopolítico incierto.
Las stablecoins no son solo innovación financiera. Son infraestructura geopolítica.
Pero aquí está la pregunta incómoda: ¿Latinoamérica está siendo protagonista de esta transformación o simplemente escenario?
La diferencia importa. Los protagonistas construyen las reglas. Los escenarios las acatan.
Brasil ya tiene el marco BVAL para regular stablecoins. Colombia lanzó sandboxes regulatorios. La actividad institucional se duplicó en la primera mitad de 2025. Algunos países están tomando posición estratégica. Otros están observando.
Y como me dijo Lucas: “En los mercados de capitales hay una frase: cuando te lo quieren vender, ya es muy tarde.”
El timing importa. Las ventanas se cierran. Y quien entiende primero las dinámicas de poder que se están redibujando tiene ventaja sobre quien espera a que todo sea “obvio”.
Porque cuando sea obvio para todos, las posiciones ya estarán tomadas.
Lo que estamos viendo no es solo adopción tecnológica. Es el rediseño de cómo fluye el capital globalmente. Es individuos votando con sus billeteras sobre en qué moneda confían.
Y todo esto está pasando ahora. No en cinco años. Ahora.
Sobre este artículo:
Este análisis apenas roza la superficie de las dinámicas geopolíticas en juego. La historia completa —con datos país por país, análisis regulatorio y las apuestas estratégicas que diferentes actores están haciendo— la documenté en un ensayo de 8,400 palabras.
Si quieres entender qué está pasando realmente (y por qué importa para quien toma decisiones en la región), lo encuentras completo aquí.

