Vesting o cómo retener talento en el siglo XXI
En el 2014, cuando inicié mi startup en San Francisco, me familiarice con el término “vesting”. Si bien era nuevo para mí, era una práctica…
En el 2014, cuando inicié mi startup en San Francisco, me familiarice con el término “vesting”. Si bien era nuevo para mí, era una práctica muy utilizada en Silicon Valley desde hace muchos años. En este artículo les explico qué es y por qué es muy benéfico para las empresas.
¿Qué es vesting?
Básicamente es un mecanismo en el cual vas ganando las acciones que te corresponden de una empresa a través del tiempo que trabajes en ella y/o por el cumplimiento de metas. Esta práctica se utiliza sobre todo en las nuevas startups que desean asegurarse de que un fundador o un nuevo empleado se va a quedar mucho tiempo en la empresa, o también la usan las grandes compañías para asegurarse de que un nuevo CEO produzca los resultados esperados.
Para ser más claro, pondré un ejemplo: cuatro emprendedores tienen una idea de negocio y deciden constituir una empresa. Se reparten las acciones de manera equitativa, recibiendo cada quien el 25% de las mismas. Pasan ocho meses y uno de los fundadores es contratado en una empresa multinacional y decide desvincularse con la recién creada startup. Este individuo decide quedarse con sus acciones porque considera que su aporte ha sido valioso y, además, no hay manera de quitárselas de forma legal. Esto definitivamente será un inconveniente a futuro para los emprendedores cuando se encuentren levantando capital. Es muy probable que a un inversionista no le parezca que un cuarto de la empresa esté “perdida” en un fundador que ya no trabaja ahí y que tampoco está interesado en vender sus acciones en el corto plazo.
Este problema del ejemplo anterior se pudo haber resuelto si se aplicaba el vesting. Si se hubiera aplicado este mecanismo, se hubiera determinado que la duración del vesting era de cuatro años (la duración promedio del vesting), con un año “cliff” o periodo de carencia, y de conversión mensual. Esto significa que el emprendedor que se retiró antes del año no hubiera recibido ninguna acción. Si ese empleado se hubiera quedado tan solo el año completo, hubiera ganado un cuarto de las acciones que le corresponden. Y si se hubiera quedado más tiempo, cada mes que pasara, iría ganando la fracción que le corresponde proporcionalmente. No te preocupes si no lo entiendes así — sólo con palabras — , es un concepto que puede llegar a ser difícil de entender, por eso les ofrezco otro ejemplo con números para que todo sea más claro:
Emprendedor A: 25% de las acciones sin vesting. Al retirarse, se va con el 100% de sus acciones, es decir, el 25% de la empresa.
Emprendedor B: 25% de las acciones con vesting de un año de carencia y de conversión mensual. Si el emprendedor se retira a los ocho meses desde la firma del pacto, él se queda con 0% de sus acciones y con 0% de la empresa, es decir, todas las acciones regresan a la empresa por no haber completado el periodo de carencia.
Emprendedor C: 25% de las acciones con vesting de un año de carencia y de conversión mensual. Si el emprendedor se retira al año y seis meses. Se quedará con ¼ de las acciones que le corresponden (25%*¼ = 6.25% de la empresa). Además, por cada mes, obtiene el 1/48 de las acciones que le corresponde (25%*6/48 = 3.125%). En total, se va con el 9.375% de la empresa.
Suena complicado, pero en verdad es el mecanismo favorito de los fundadores e inversionistas en muchas partes del mundo. Tiene beneficios muy buenos porque incentiva a los fundadores a quedarse más tiempo en la empresa, garantizando su crecimiento y la inversión de los inversionistas.
Pero esto no solo aplica a los emprendedores y las startups. También puede ser utilizado en grandes corporaciones. De hecho, uno de los atractivos de entrar a trabajar a una empresa como Facebook y Google son las opciones de acciones que recibes y que debes de ir ganando a través del tiempo. El incentivo es por ambos lados. El trabajador se esforzará para que a la empresa le vaya bien porque significa que las acciones que va a recibir se apreciarán. Y las empresas se benefician porque aumenta la posibilidad que el emprendedor se quede por lo menos cuatro años en la empresa con la esperanza de que la persona quiera ganar la totalidad de las acciones prometidas. Además de que también les asegura que ese trabajador hará todo lo necesario para que la empresa sea mejor. Así, cuando el empleado busca su beneficio propio (que sus acciones valgan más), la empresa también será beneficiada, una relación ‘ganar-ganar’. ¿Qué les parece ésto como estrategia para retener talento?
Si bien lo que he expuesto aquí es algo que se viene haciendo como mejor práctica en Silicon Valley y otros lugares del mundo, considero que el Perú no tiene por qué ser distinto al ofrecer incentivos como éstos. Los beneficios son claros y transparentes para ambas partes.
Si eres emprendedor, te aconsejo que contactes con las incubadoras y aceleradoras peruanas para que te recomienden los abogados que están ayudando a sus startups. Y si eres una empresa pequeña, mediana o grande, te aconsejo que consultes con tus abogados cómo implementar el vesting en tu organización. Además, si lo aplicas en tu empresa, te recomiendo brindar una breve capacitación a tus empleados sobre esta técnica. De ese modo, ellos podrán ver que es una buena práctica y estarán más motivados a hacer que tu empresa crezca de forma más rápida.
¿Disfrutaste de leer este artículo?
¡Hola! Soy Jaime Sotomayor, gerente de Aceleración en Wayra Perú (aceleradora global de startups digitales de Telefónica Open Future). Cada dos miércoles publico en mi blog Darwin Digital en SEMANAeconómica un nuevo artículo relacionado a innovación, tecnología y emprendimiento. Te invito a que te suscribas a mi newsletter gratuito en la web jaime.pe para que no te pierdas ninguna noticia. También puedes seguirme en Facebook y Twitter, donde diariamente comparto novedades.
Originally published at semanaeconomica.com on March 22, 2017.